¡Bendita infancia!

Tengo un nieto de 5 años y medio a quien miro y admiro a partes iguales. Porque representa todo lo bueno del ser humano, sin fisura en su equilibrio interior y exterior.

Esa mezcla de felicidad, candidez, sorpresa, deseo, aceptación, rechazo, descubrimiento, adaptación,…. que solo es posible ver en un niño a esta edad y hasta el final de la segunda infancia.

Lo mismo se emociona con unos trozos de cartón con los que crea verdaderas obras de arte, con sus pinturas y tijeras… que lo ves con los ojos como platos sentado en ese sobreasiento que tienen los cines en las butacas para que la mirada de los niños pueda llegar a las pantallas. Hace unos días, vimos La Bella y La Bestia sin parpadear. Con tal grado de concentración que no he visto mayor ejemplo de lo que los adultos llamamos vivir el momento presente. Concentración y meditación absolutas y en estado puro.

Las emociones de estos días con la Navidad son intensas. Y se ruboriza sorprendido cuando descubre que Papá Noel le ha dejado esa pirámide de Egipto de Playmovil que tanto deseaba. Y se pregunta y me pregunta… abuela ¿cómo es posible que haya tenido tanta suerte?… y compone y descompone y crea mundos e historias infinitas con las piezas de su juego, imaginando cómo debió ser el Antiguo Egipto.

Después, en la calle y a pesar del frío, jugamos en un parque e imagina que unos trozos del suelo de otro color son lava de un volcán y tenemos que sortearla para no caer y quemarnos… con qué maravillosa emoción, diversión y concentración, juega.

Se sube en un árbol con el tronco inclinado por el viento y descubre la resina, a la vez que está escapando de un león que le perseguía…

Y el juego no tiene fin. Y le observo, centrándome también en la persona que tengo delante y es un espectáculo verle crecer, aprender, desarrollar el lenguaje, la lógica, utilizar el pensamiento mágico,… ser un niño feliz y equilibrado.

Y me pregunto… ¿en qué punto y momento el ser humano perdemos todas esas cualidades innatas que nos son dadas al nacer?

¿Cómo es posible que la mala educación nos haga derivar en muchísimas ocasiones en nefastos comportamientos, sentimientos, emociones y formas de estar en el mundo?

¿Cómo es posible que el modelo social no ponga en valor lo que somos y lo que traemos al nacer, potenciándolo, fortaleciéndolo en la edad adulta, y poniéndolo al servicio del bienestar colectivo y de la mejora de la sociedad y no de engordar los “favoritos deMidas”? Otro gallo nos cantaría, por otras sendas caminaría el ser humano…

En cualquier caso, sigo teniendo fe en las personas. Pero necesitamos hacer emerger a menudo ese niño que todos llevamos dentro. Es imprescindible. Porque volviendo a nuestra esencia es cómo podemos tener una mirada más limpia, libre, sana, que nos ayude a tomar caminos vitales que nos conduzcan por buenos derroteros, ser felices y colaborar en la felicidad de nuestro entorno.

Un abrazo y ¡Feliz 2021!

Publicado por asunmarrodan

Psicología, Educación, Salud y Vida

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