¿Para qué sirve la disciplina en educación?

  

Podemos preguntarnos… ¿Cual es la finalidad de la disciplina? Un objetivo fundamental es conseguir que el control que ejercen los padres sobre los hijos ceda paulatinamente a medida que éstos aprenden a autorregular su conducta. La disciplina de los padres, a medio y largo plazo, enseña a los hijos el autocontrol y la tolerancia a la frustración.

Así, poco a poco, ellos necesitarán menos regulación y disciplina externa para convivir en sociedad. Para ello el niño deberá aprender a responsabilizarse de sus propias acciones. Responsabilizarse aportará muchos beneficios a nuestros hijos; entre ellos, aprender a no culpabilizar a los demás de todos sus problemas.

Pero para poder responsabilizarse el niño ha de poder elegir.

La falta de tiempo o de sensibilidad nos impide a veces escuchar y respetar las preferencias de nuestros hijos. Otras veces, desde una preocupación excesiva por los niños tendemos a involucrarnos en exceso, a tomar habitualmente las decisiones por ellos y a asumir toda la responsabilidad de sus aprendizajes.

Sin embargo, si no permitimos que un niño tome la iniciativa, tampoco se responsabilizará de sus decisiones ni se sentirá motivado.

A menor responsabilidad, menor motivación.

Siempre que sea posible, conviene ofrecer a los niños elecciones razonables para que ejerzan el hábito de poder elegir. Observa qué atrae a tu hijo, déjale tomar iniciativas y anímale a responsabilizarse de sus decisiones. Por poner un ejemplo sencillo y cercano, no debéis asumir toda la responsabilidad en el caso de los deberes. Esta pertenece, claramente, al hijo. Esto no significa que no pueda necesitar y reclamar nuestra ayuda en algún momento pero, por regla general, el hijo debe sentirse responsable de sus deberes.

La disciplina, las normas que nos imponen de pequeños y que luego imponemos y que sirven para entrenarnos a vivir en sociedad, deben ejercerse desde el sentimiento generoso de que nosotros y nuestros hijos formamos parte de una comunidad global y que necesitan, por tanto, sentirse apoyados por todos nosotros, por los adultos, por la sociedad,… no solo por sus padres. Son nuestros hijos, no solo mi hijo.

Esta visión mas amplia ayuda a poner el papel de la disciplina en perspectiva: es un instrumento útil para la resolución mas o menos armónica de los inevitables conflictos entre individuo y sociedad. Si la sociedad es generosa con el individuo, éste estará mas dispuesto a contribuir al bienestar general; si, por el contrario, educamos en valores excesivamente individualistas, confrontando al individuo con su entorno, la disciplina será percibida como una imposición desagradable, una serie de normas que cumplimos a regañadientes porque nos vemos obligados a ello.

Es en este sentido es muy interesante la visión social de los indios sioux de  Dakota:

«La primera lección que recibe el niño es que en materia de bienestar público, el individuo debe subordinarse al grupo. Pero, en cambio, siente desde el primer momento que toda la comunidad asume igual responsabilidad hacia él. Dondequiera que se encienda una hoguera será bienvenido, cada olla tendrá  algún sobrante para el muchacho hambriento, cada oído estará atento a recibir sus quejas, sus alegrías, sus ambiciones. Y, a medida que su mundo crece, encontrará una sociedad que no necesita de candados para defenderse de él, ni de papel para guardar su palabra. Es un hombre libre porque ha aprendido a ejercer su propia disciplina.  Feliz, porque puede cumplir las responsabilidades que tiene con los demás y consigo mismo, como parte intrínseca y bien adaptada de su comunidad, como miembro de la fraternidad que lo circunda».

Pero resulta importante matizar algún aspecto más:

Cuando tengas que enseñar disciplina, recuerda utilizar también el lenguaje básico de amor del niño, para que éste no confunda la disciplina con el rechazo. La disciplina no debe disminuir la sensación del hijo de ser querido. Para ello no intentes disciplinar si en ese momento te sientes con ira. Corrige al niño en privado, sin exponerlo a las burlas o a la mirada de los demás, por respeto hacia él. Si está arrepentido de una manera sincera, hay que revisar la medida disciplinaria: es posible que ya no sea necesaria y, además, cuando el hijo experimenta que sus padres lo perdonan, aprende a perdonarse a si mismo y, más adelante, a los demás.

A veces hay que saber ponerse en su lugar  y disculparlo cuando las circunstancias son estresantes o difíciles para él A menudo obligamos a nuestros hijos a vivir sometidos a nuestras prisas: tienen que despertar a una hora temprana, a veces poco natural y posiblemente contraria a sus propios relojes biológicos, deben vestirse y desayunar a toda prisa, obedecer las sirenas del patio del colegio y soportar todo el día la cantinela del  «venga, venga»…, «tengo prisa»…, «no hay tiempo»…

Lógicamente a menudo se sienten frustrados con nuestra vida apresurada.

Evidentemente, también hay que distinguir entre los casos de mal comportamiento que requieren disciplina y aquellos otros que se dan de forma puntual en determinadas edades y que pasan por si solos sin que haga falta intervenir. Está, por ejemplo, el caso del niño de 12 años que discute constantemente con el adulto. Su comportamiento es lógico, porque el preadolescente necesita utilizar y practicar su nueva capacidad verbal y medirse con el adulto. Se trata, dentro del respeto al contrincante, de una actitud sana. Otro caso típico es el del niño de 7 años que miente de vez en cuando. Si no se convierte en un hábito, no es grave: dígale claramente que no le cree en ese momento. Pudo mentir porque no le gustaba la situación, por miedo o para medir sus fuerzas comprobando si es capaz de engañar al adulto. Todas ellas son motivaciones normales si se dan de manera ocasional.

Así que, ya sabes,

disciplina, más que necesaria pero, como siempre,…. con amor y sentido común. 😉

Publicado por asunmarrodan

Psicología, Educación, Salud y Vida

8 comentarios sobre “¿Para qué sirve la disciplina en educación?

  1. Hace años visité a un amigo en Madrid. Después de comer fuimos a recoger a sus hijas al colegio de 6 y 8 años aprox. En mi maletín llevaba dos lápices muy divertidos y les regalé uno a cada una. En ese momento mi amigo paró el coche y la pequeña se apeó para acudir a una actividad extraescolar. Antes, le dio su lápiz a su hermana para que se lo llevara a casa. Nos fuimos y una vez allí saqué un sacapuntas de cuchilla de los de antes y le ofrecí sacarle punta a su lápiz a la mayor, que le encantó. Entonces le pregunté si quería que le sacásemos punta al de su hermana y me dijo que eso era algo que no podíamos hacer hasta poder preguntarle a ella si quería. Nunca más he tenido ocasión de ver nada parecido y lo que hago es contar y explicar esta experiencia siempre que tengo ocasión. Aquí, omito la explicación, que tu post ya la da muy bien. Gracias.

  2. la disciplina en mi opinión es uno de los temas clave de la educación hoy y lo es porque sigue siendo una de las primeras y principales preocupaciones de los profesores que están constantemente pendiente de la disciplina de su aula, del recreo, del comedor, de la salida de la escuela, etc., etc., y es impuesta con constantes pulsos con los alumnos hasta que estos doblegan se pliegan y aceptan la norma, el resultado con demasiada frecuencia son alumnos obedientes, pero frustrados, que no entienden porqué ni para qué deben obedecer… realmente es algo bastante peliagudo el tema de la disciplina y el papel que ejerce para el niño

    1. Así es Antonio. Realmente es difícil aceptar la disciplina cuando no hay un hábito en el medio familiar y, si lo hay, es esporádico y poco consistente. Esperar que el alumnado a partir de los 11-12 años acate la disciplina y las normas, sin mas, es un ejercicio difícil de lograr. No obstante, la disciplina desde el ámbito de compartir, crear y responsabilizarse de las normas si creo que puede ser desarrollada, con mucha paciencia, pero se puede lograr. Hay casos más difíciles, pero un profesor competente que tenga en cuenta a los chicos y chicas no solo en función de lo que hacen, sino de lo que son, logra grandes cosas. Es cuestión de creer en ello, en ellos y proponérselo. Gracias por tu comentario. 🙂

  3. La educación es mas importante por que los niños pueden aprender que es la disciplina la disciplina es una educación por que los niños pueden aprender mucho mas sea en el colegio o en otro lugar es necesario que los padres les ayuden aprender y no tratar a ningún ser humano la disciplina es una opiniones que una puede ser en la escuela o en el trabajo

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